domingo, 19 de agosto de 2012

Metapoesía


I. En, y el silencio perdido vasto océano de nada (debe ser todo), se buscan las letras entre sí, cuál átomos divididos por mil años luz, nadando con la lógica de un electrón, la inteligencia de un baudio, jugando a ser el fuego que sin espejo permanece congelado.

II. En ese laberinto (espacio sin estrellas) ni un susurro. Creía que el vacío era una ilusión, hay materia; hoy, desengaño. Si este no es el centro del universo estoy parado sobre la pupila de la muerte.

III. ¿Quién se atrevería a correr la máscara del misterio bajo instintos oxidados?

IV. Busco las palabras y me pregunto qué es el sonido, pero busco las palabras.

V. De entre todas las músicas desconocidas por la mano occidental del Orden, todavía no escucho el ruido del fuego, aquella miserable llama presa en el naranja plástico del encendedor, cada tanto ve la luz, cada tanto es libre. Cada tanto yo la veo, cada tanto se ve a sí misma. Sin embargo todavía no comprendo la misteriosa melodía del agua correr, crepitar, empero su pequeña catarata en harmonía hipnotiza el ojo de mis oídos. Contemplan los invisibles al instante que se mueren. Porque así es la vida. El autómata se escapa de la muerte en la rutina, cierra sus ojos, puesto que si los abre se encuentra en las entrañas del abismo. ¿Y cómo escaparse del Hades?, en toda vida siempre hay una solución, aunque es posible que ésta no sea la última.

VI. El cobarde jamás se verá como cobarde, por eso se justifica. Hay filósofos imbéciles como Camus que cual oprimidos cristianos justifican a la masa al momento que se justifican a ellos. Y a solas se lavan las manos. Lo fácil siempre le perteneció a la Iglesia, y cuántos hipócritas siguen bajo distintos velos sus caminos.

VII. Nos y otros con un sol en cada palma ayudamos a ayudar tomando el sendero más dificultoso, sacrificamos nuestra fama, desterrando nuestro orgullo, y cada tanto ahorcamos a nuestra vanidad. Todo el mundo dentro de cada mundo o busca darle la mano a la humanidad con pesimismo o con pesimismo se aleja de ella. Cristianos diametralmente opuestos entre sí pero cristianos en fin. Hay una Esencia impersonal esparcida por todo el cosmos, y el aire que respiramos, forma inevitablemente parte de todo el cosmos. Porque el universo no es sólo el exterior, y porque nuestro legado comienza con Prometeo; aún condenados, hay una cruz reservada para cada uno de nosotros, y un águila feroz que nos aguarda en la montaña.

VIII. Sólo el valiente se le anima a los dioses.

IX. Los positivistas son tan tediosos como quienes los niegan, sus opositores, los negativistas. Benditas sean las mentes soberanas que gobiernen inteligencias contrarias entre sí bajo el imperio de su reino. Todo yin y todo yang en armonía bajo el Círculo.

X. Hay millones de mundos y no obstante vivimos sólo en uno. ¿Cuántas lunas vemos?, y sin embargo hay sólo una. «Hay», en tanto unívoco en un infinito, siempre en «un», todo número ilimitado se reduce a uno.

XI. Si todo es metáfora ¿dónde están las alegorías? Ahora no estoy siendo yo, estoy siendo mi representación representándome figurativamente, y significo algo, ¿pero qué?...

XII. La vibración epiléptica de las partículas que inconscientemente nos mienten simulando a nuestro ojos la estática, expresando el efecto de la causa en el empinado camino del aparente caos dejando al mismo tiempo las singulares huellas de un momento irrepetible. Cada instante es el vestigio de lo indecifrable, cual la personalidad de un poro, y en la piel del tiempo que no existe: formando el rutilante cuerpo de la Verdad.

XIII. Sólo los ojos del espíritu ven el brillo del espacio.

XIV. Hay... sí, hay. Hay una mariposa volando por Japón. Es un verso de cien colores caminando por el aire, júbilo del viento diáfano, y hela aquí un terremoto. Un volcán a orillas de mi corazón. Explota, chorrea sangre ardiente, es lava... y la montaña late. Era mi corazón.

XV. Porque amamos la poesía somos amantes hasta la muerte.

XVI. Busco la palabra escondida detrás de cada piedra, no hay ninguna inscripción en cada piedra. No son tumbas, son sólo piedras. Y con ella Miguel Ángel talló a David, y con ella David venció a Goliat. Y con ella alguien se cayó para volver a levantarse, y para hablar, y exclamar y gritar que aún no está vencido, y que hasta atrapar el Sol que se esconde bajo el manto del Horizonte no desistirá.

XVII. Todo esto es sólo el instante en busca del verso.

XVIII. Meditari, meditari, meditari. Únicamente con una espada del Grande de Macedonia puedo de un sólo golpe decapitar a las tres Marías. Mas con otro acero batallo contra cuyo ejército de santos. Los socialistas, los comunistas, los revolucionarios son, en definitiva, mis hermanos. Nos corre la sangre fulgente de Lucifer por nuestras tuberías, por ello aún soñamos con el Paraíso.

XIX. Estoy regido por las virtudes del Hermes, seré el mensajero entre las ánimas. Y cuando haya cumplido mi tarea, me marcharé por donde vine, hacia donde he vuelto.

XX. Esto es un crimen, yace sangre por doquier. No encuentro los cuerpos, no encuentro las armas, sólo veo sangre. Así, me muevo por la niebla, fresca bruma del poeta en busca del destino. Ácrata métrica amorfa sin leyes bogando sobre las oscuras aguas del mar nocturno, en meta de un mayúsculo faro, un título de luz posado sobre unas rocas, morada eremita del sabio sin alma. Cual un fantasmal barco pirata sobre gráciles nubes me muevo, sobre un sin tema, asistemático, prótesis ilusoria de un quebrado eje. La llegada es el retorno. La rotación, la revolución, el renacimiento.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Consciencia



   Tengo piedras y ramas y flores y plantas en un verde seno de cristal de carne con formas inauditas, debajo, sí, de un cielo de arena que cada mil prontos entre prontos envejece a terremoto. ¿Es la juventud el sueño de la naturaleza? ¿Es el amor el instinto del universo? ¿Es el blanco colibrí la representación en plumas del deseo de una nube? ¿Soy yo un hombre o una sombra? ¿Existo? ¿Fantasma o viento? ¡Existo!, díceme mi antiguo espíritu con palabras revestidas de grito, eterno bajo reluciente manto de la bóveda magna, desde todos los siempres.

   Mi alma es un círculo que viene y que se va, a través de los tiempos y por entre los tiempos, ¡David!, así te han llamado, así te han condenado. ¿Es el nombre de un rey con o sin corona? ¿No murió hace tiempo? ¿Es la estrella del mesías un soplo del recuerdo? ¿Hay ensueños desterrados que brillan bajo tierra? Y si no brilla la corona, ¿acaso llevas el sol frente a tu frente? ¡Oh, príncipe entre príncipes!, ¿portas un fragmento de noche en los senderos de tu pensamiento vil o es simplemente el cabello de tu cruel pensar?

   El eco de un dicho de lejanas tierras arriva a mis oídos africanos: la consecuencia del vacío y de la mala sangre, la causa de un puente cortado, ojos fijos sobre las cataratas del Niágara; porque se usan las cosas para deleitar el corazón, en vez de usar el corazón para disfrutar de las cosas. Y las ondas que aceleraban en desaceleración se pierden entre los árboles.
   Tengo a mi ego encarcelado en una jaula de loro parlanchín, y ni siquera he necesitado uso de fuerza alguna, sólo le he jugado perfidias, de tal manera que ha ya olvidado de odiarme.
Niños, allí radica la fuente de toda sabiduría y poder; y sus lágrimas, ¡oh, pequeños ojos de cantimplora!, son el mar que las sedes de los dioses no pueden tocar, jamás. – ¡Oh, ojitos! ¡Fuentes de agua y de luz! Y el sol, con una gran sonrisa de fuego, ilumina sin temor a sus corazones para que a cada momento disfruten. Un carpe diem lleno de perlas infinitas. ¿Qué es acaso el universo?
   Y hela aquí mi fina voz con sus vestiduras de nívea brisa: aprender de los niños para destruir con Amor, o volvernos niños para ser destruidos por el Amor. Y renacer, y renacer. ¡Eterno retorno hacia lo eterno!

   En palabras otras: Renacer hacia el eterno retornar hacia lo eterno.

   Y he leído hoy:
                  ¡Amante, la ternura desgaja mis sentidos...
                  Yo misma soy un sueño remando por tus aguas!

   ¿(No) es hermoso el amor?, y un gramático Cinturón de Orión para su respuesta: ...

   Y he leído mañana:
                  Me culpan de ir al cementerio
                  A regarle los ojos a los muertos

   Es hora de darse cuenta. Estamos bajo la luz de un sol que no perdona, con o sin corona, lo siguiente no será una ofrenda: las iluminaciones acarician a de pulpo tacto las ventanitas de nuestras pequeñas casitas de ébano, y allí, en los montes del Parnaso o en los senderos de la Escocia, nos aguardan cruces sedientas de ávida sangre carmesí, bestiales clavos impíos y un laurel de púas para cada poeta. – A las deidades mayas les gusta la sangre, se sabe. Y las lágrimas de Chaak no perdonan.
   Es hora de darse cuenta. La «fría» mirada de Helios nos hará arder con su justicia divina, sea ya para ascender a la cúspide de Maslow o descender a la invertida cúspide desde la base de Kefrén. – Justicia divina. El sacrificio de unos, y la condena de otros. ¿Dónde estás tú, pobre y hermoso cuerpo? Mira, he sacado un pasaje al Hades, y tengo éstas dos monedas australes para pagarle a Caronte, ¿eso responde tu pregunta?
   La edad de la luz. La época de la iluminación. El tiempo de la verdad. A paso lento y a camello montar, los tres Reyes Magos efectúan su paso decisivo. ¿Huele ya Inti el oro, la mirra y el incienso?
   Y aún no puedo temer. Sólo sufro, solo. Aunque siempre somos tantos. Tantos.

   Creo, ya, es tiempo de que yo también pida perdón. Perdón por soñar, perdón por imaginar, perdón por sumergirme por propio placer en las cálidas aguas espumosas de la fantasía, de la imaginación más ruin y corrosiva; perdón, perdón por jugar con magia que antes apenas conocía y hoy puedo llegar un poco más a conocer; por hablar con fantasmas que no veía ni escuchaba, por danzar entre sombras sin música, por llorar bajo el brillo de las estrellas creyendo que todo era un sueño, ¡perdón por aún creerlo!, por creer en mis propias mentiras y enmascarar mi propia verdad, ¡ay, me cuesta tanto darme a conocer a los dioses!, ¡quién me ha encadenado a estos oxidados calabozos de profundis! ¡Quién!...; me disculpo con mi vida y con mi alma, y con la antigua sed de mi espíritu, por haber transformado esta vida en un ensueño.
   ¡Ay..., no le deseo a nadie esta maldición! ¡A nadie! ¿Me oyen?, ¿hay alguien ahí?, ¡¡a nadie!!
   Cuando un ángel caído cree estar en el paraíso es cuando menos lo está. Y también pido un ferviente perdón por ello: por creerme ángel o demonio, blanco o negro con alas derrumbadas. Es cierto que somos lo que creemos que somos, pero primero, somos lo que somos. – No falta mucho para que deje de cantar. Y si canto, se por algunos breves momentos, cuando mis ojos se vuelvan santo.
   Hay alquimia en la palabra, en el verbo, en la letra, ¡magia!, pero hoy me doy cuenta de que la magia no existe, y sin embargo sé que existe..., ¿es que son las miradas del uni-verso tan caprichosas? Tal vez y muy tal vez, el pensamiento no mueve montañas, ni el sentimiento apacigua a la furia del volcán... «en donde como en cada ardiente corazón ninguna flor puede crecer», ¿pero y la cuantificación instintiva del caótico tablero de ajedrez que reposa cual alfombra de terciopelo binaria sobre el suelo del existir?

   ¡Ay...!, ¿cómo se pueden ver las rosas en mi infierno si las llamas lo cubren todo? ¿Cómo se puede contemplar la primavera si la álgida lluvia de salada sangre les obliga a ocultarse del dolor y del sufrimiento? ¡Ah...!, ¡bailen! ¡Bailemos bajo los mil tactos del sufrimiento carmín! ¡Tiñamos nuestros desnudos cuerpos hielos de sangre! ¡Pintémoslo de heridas escarlatas y renazcamos en la víspera con el rojo arder del fénico fuego dorado! – Execremos, juntos, como una guirnalda de plata, las viejas impurezas del viejo mundo abyecto. Hasta que el arco iris nos llore todos sus colores...

domingo, 25 de marzo de 2012

Nueva interrupción



   El agua fresca es como la sangre caliente en mí. La pureza líquida venga de donde venga, de la lluvia del cielo o de los ríos del infierno. ¿Puede tomarse un cielo en un sorbo y saciar las sedes de una ánima en pena entre sombras de olvidos y recuerdos despojados de sus alas? ¿Puede un Ave Fénix beber el líquido de los dioses, celeste licor divino, sin desintegrarse ni consumir su alma?

   Tras una tempestad en el infierno, hoy me encuentro, al menos por un momento, a salvo. ¿Es que se me puede privar de un simple momento de paz? Siento nocturnas presencias que me acompañan, amistades eternas, como Vera y Vanja en Suecia, aquí abajo existe la fidelidad entre camaradas hermanos de la ferocidad lunática, unidos, como en un gélido calabozo atrapados entre gigantes cadenas de carmín. ¡Si al menos nuestros colmillos pudieran a estas cadenas romper!, nuestra locura podría libre ser. Pero la Cruz del Sur marca nuestro sendero esgrafiada en lo alto del negro cielo.

   Diálogos entrecortados, palabras cortas, frases tajantes, líneas que susurran, ¡silencios que se expresan!..., cuántos dichos y confesiones se pueden conocer en una noche.

   He sufrido bastante y aún me quedan muchos infiernos que conocer. ¿Hablar sobre mi vida?, nunca ha sido mi intención ser un pedante en el ámbito de las experiencias, ni lo será, mas siempre se, y supe, que jamás dejaré de aprender y aprehender en el transcurso de mi camino, por el barro, la tierra o el cemento, o el pasto seco por el sol, o perlado por la tristeza de alguna nube, o los llantos de alguna temporada. Hablar..., hablar..., hablar..., ¡sólo cada tanto y a veces a la luna le canto!, y aunque siempre entre fantasmas, espectros de la selva; solo. Hoy estoy en paz, pero ayer fue otro día y mañana otro será. Y sin embargo el hoy es un constante que no perdona, ¡antes por ello quejado me hubiera!, mas hoy no. Ya no. Y es así como hoy hago un quiebre: y le agradezco a la vida por traicionarme. Festejo los dolores y los sufrimientos de ella, porque sin su pesadumbre... ¿cómo podríamos renacer?

For he who live more lives than one
More deaths than one must die.

Debo conocerme, autoconocerme, explorarme, autoexplorarme, y si soy débil, ayudarme a morir, y si soy fuerte, ayudarme a vivir y a revivir. ¿Porque quién dijo que quien ha vivido siglos en el entierro no puede ya vivir? ¿Quién dijo que un muerto no puede renacer?
   Hoy nació el otoño y algo ha nacido en mí. Me vivo recreando, en constante desarrollo, siempre. Pero sé que estos momentos de paz son ilusorios y pronto momentos de fuego calcinarán a mi alma. Debo prepararme, armarme con magia de hierro para luchar en la batalla de la existencia. Me he vuelto químico, así como cuando niño jugaba a serlo, aunque en aquel entonces buscaba sólo venenos para aniquilar lindos insectos, hoy, busco las fórmulas de la iluminación. Mi espíritu posee alas de fuego que no quiero que se disipen ante una leve lluvia de lágrimas..., leve, porque mi espíritu es sensible como un suspiro de viento. Solitario, así hoy me encuentro, ¿será siempre así?, pues así estoy completo... pero como sufro ya sin sufrir (por tanto sufrir) la companía de una amor y acompañante (am-ante), de una amiga de la noche, de una colega de las tinieblas, de una querida en los lechos más profundos entre sábanas y vientos, de una cariño que sabe jugar con los besos, las palabras y los abrazos, de una todo que, juntos, nos complementemos como el ardiente sol y la fresca luna, como el fresco sol y la ardiente luna, ambos, radiantes. Cada luz es única y particular, aunque la Luz sea una sóla entre tantas sombras y noches entre árboles. Y en esta cálida oscuridad, que aunque a veces calentita jamás deja de ser fría..., me encuentro a gusto, solitario aunque en mi pesar, llorando lágrimas invisibles y sollozando en silencio en cada noche cama de ensueños; sufrir latente de un corazón que entre pronto y pronto no aprende más que a expresarse en un sublime y melancólico silente.
   Ni hoy, ni mientras viva, ni cuando me vaya: jamás... jamás olvidaré la Noche.

   Un beso de despedida nunca será suficiente, y sin embargo es tan justo y suficiente... ¡Oh...! ¿Por qué llora el lobo en cada luna llena? ¿Por qué se lamenta en la noche más profunda?, y las temblorosas y gráciles estrellas como copos iluminados de una nieve eterna suspendida en la gran pupila del firmamento, nos siembran, cada sacro tanto, una efímera y hermosa esperanza en apariencia estrella fugaz.

   ¿Por qué?... ¿Por qué?..., ¿por qué he nacido bajo la gran maldición y esclavitud de la Razón y del Amor?, ¿por qué el instinto y la intuición han guíado mi vida entré lápidas y cantos de cuervo? ¿Representa el cuervo el lado oculto de la noche? ¿Es su ojo de fuego la llama del infierno que esconde al Alma eterna de la Esencia? ¡Ay...! ¿Dónde estás, harmonía? ¡Harmonía hermandad del Horizonte!, ¿dónde estás?... ya lo puso en cuestión un reviniente, y me lo pregunto: ¿y si Dios me odia? ¿Y si no me quieren ni en el Cielo y el Infierno?... ¡Deus! ¡¿Qué he hecho en el pasado para ser tan detestado?! ¡¿Qué?!
   La luz que me heredó Lucifer ya no me sirve, y la sangre rebelde arde como magma de vena bajo mi pálida epidermis de papiro de luna cruel, ¡oh, dioses!, ¿es que acaso nadie me quiere o me comprende?... estoy caminando al borde del abismo disfrutando lo hermoso del paisaje vil, ¿será mi maldito espíritu en verdad un masoquista?, ¿bebe aún mi alma sangre por las noches mientras duermo? ¿Soy amigo de los murciélagos? ¿Soy un murciélago? ¿Uno que mira con las orejas y se guía con los oídos entre fúnebres ritmos y melodías de mediodías de cobre, bronce y de poesía? Alas de fuego, de negra seda o de plumas azabaches... ¿qué importa si ala en fin ala es? Veo un fragmento de nubes esparcidas por el violeta cielo, deseo de nocturnas tormentas, y alguna que otra estrella entre sus divinas fisuras que espero algún día poder comprender. ¡Ah...! ¡Y cómo me gusta llorar! ¡Amo el sufrimiento! ¡Lo amo!, pero también amo el otro lado de la luna... ¿porque será que en verdad amo la Luna en sí? ¡Amo la Noche!...

¿Quomodo cecidisti de coelo, Lucifer qui mane oriebaris?

Eterno maestro portador de la luz, sabio desterrado del Cielo, ¡ilumíname en un rayo de luna o de sol!... ¡o ilumíname a iluminarme! «¡Hombre, ayúdate a ti mismo!», dijo la Bestia. Y lo escucho... lo escucho.
   Intento crecer y revolucionarme para revolucionar al mundo. «Los valores más elevados crecen a medida que nuestra consciencia de nuestro medio ambiente y de nosotros mismos crece», dijo un de mis tantos (pocos) compañeros magos; no valores éticos o morales, los valores más elevados, se ha dicho, es decir, aquellos que están más allá de la ética y la moral. Diremos entre criaturas de la noche: la nobleza que desde antiguos tiempos en nosotros permanece. - Si me cambio yo, cambia todo, y así en el cada uno, y así en el todo. Estoy comprometido y mi responsabilidad es irrefutable. Le soy fiel a la Noche.

   «La mugre y la sangre son las que más enseñan, ¡y jamás perder de vista a las Estrellas!» dijo un muy cercano y querido compañero de magia. Y nada más ni nada menos que Oscar Wilde nos ha ya dicho:

We are all in the gutter, but some of us are looking at the stars.

Lo comparto para que alguien disfrute la cita y, alguna de estas noches, las estrellas.
   Somos sombras... Sombras. Por eso la luz jamás brilla más en ningún lado más que en nosotros mismos. Así como la luz es hermosa y brilla tanto en la oscuridad... ¡como las «pequeñas» estrellitas a nuestros pequeños ojos en el firmamento nocturno!, brilla la luz en nosotros y en todas las sombras que tienen vida, incluso en las que no. ¿Cómo podría, por otro lado, brillar una pequeñísima llama de luz en una enorme bóveda de luz? Si todo es luz la luz no se ve. ¿Y si todo es blanco en dónde cantan las velas?

   «En la noche oscura no estamos solos.», ¿cómo estarlo, hermano, si estamos junto a la Noche misma?... y hay tantas estrellas en la noche...

   "Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad... lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino...", ha dicho el místico psicólogo del nuevo mundo. - Eso, es luz.

   Quiero que mi alma, que ya no está ausente, sonría mientras llora, quiero verla feliz. Y a ella también...

   «Mientras te quiero el sol se apaga...», escucho entre delirios de amor. «Te voy a encontrar... en la oscuridad.» Y ya te he encontrado, querida..., te he encontrado. - Sonrío.

   ¿Es que alguna vez hubo dudas de que mi Amor fuese Eterno?...
  
                      Maldigo la poesía concebida como un lujo
                      cultural por los neutrales 
                      que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. 
                      Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

                      Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren 
                      y canto respirando. 
                      Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas 
                      personales, me ensancho.

Ah..., el eterno pesar de ser un Prometeo o un ángel caído del Cielo, despatriado por la déspota tiranía de Dios. Toda verdadera poesía es magia. «La alquimia del verbo.» ¿Y cuando parece la poesía no manifestarse en la materia, no será que el futuro que ha hecho evidente, mediante la videncia, no se ha aún presentado?, ¿y si se presentó pero como un leve o furioso viento que invisible por entre los ojos viaja? ¿Es que acaso la poesía debe ser meramente carnal o materialista? También, ¿pero únicamente?, ¡qué diablos es eso!, hay luces y fuegos más interesantes que los fuegos aritificiales y las luces de las lámparas que sólo atraen a insectos. Aunque en todo insecto, como criaturas con vida, hay esencia divina. ¡Oh, tú lo sabrás, Belcebú, rey Señor de las moscas!
   Entre mis versos que aún ni he publicado, solita tinta en las hojas con o sin renglones, he predicho cosas... cosas entre las cuales algunas se han hecho ya verdad, ¡es que la verdad es más importante que la materialización!, pero aún así... también se han materializado. Y otras, lo sé —y no sólo porque lo intuya o lo sienta o presienta—, se están ya manifestando y otras, todavía en sus génesis de luz, están ya naciendo. ¡Incluso en este mismo momento!, por aquellas letras... y por éstas. - «La poesía va delante de la acción.»

   ... Cómo contrasta el sufrimiento y la felicidad..., estoy ahora, aquí, en esta extraña tranquilidad. ¿Será una ilusión, aunque toda vida y existencia ilusión sea? ¿Una ilusión que como ensueño, brilla en los ojitos de una gran ilusión? ¿Será el ensueño... el sueño del gran sueño?...
   ¿Es esto realidad o fantasía? ¿Maravilla o Realidad?...

martes, 20 de marzo de 2012

Dedicaciones II



A LA LUNA

¡Oh tú, la hermana de la luz primera,
símbolo del amor en la tristeza!
Ciñe tu rostro encantador la bruma,
orlada de argentados resplandores;
Tu sigiloso paso de los antros
durante el día cerrados cual sepulcros,
a los tristes fantasmas despabila,
y a mí también y a las nocturnas aves.
Tu mirada domina escrutadora
y señorea el dilatado espacio.
¡Oh, elévame hasta ti, ponme a tu vera!
No niegues a mi ensueño esta ventura;
y en plácido reposo el caballero
pueda ver a hurtadillas de su amada,
las noches tras los vidrios enrejados.
Del contemplar la dicha incomparable,
de la distancia los tormentos calma,
yo tus rayos de luz concentro, ¡oh luna!,
y mi mirada aguzo, escrutadora;
poco a poco voy viendo los contornos
del bello cuerpo libre de tapujos,
y hacia él me inclino, tierno y anhelante,
cual tú hacia el de Endimión en otro tiempo.


(Johann Wolfgang von Goethe)

Dedicaciones I



LA HERMOSA NOCHE

Abandonar debo el chozo
donde vive mi adorada,
y con paso sigiloso
vago por la selva árida;
brilla la luna en la fronda,
alienta una brisa blanda,
y el abedul, columpiándose,
a ella eleva su fragancia.

¡Cómo me place el frescor
de la bella noche estiva!
¡Qué bien se siente aquí
lo que nos llena de dicha!
¡Trabajo cuesta decirlo!...
Y sin embargo, daría
yo mil noches como esta
por una junto a mi amiga.


(Johann Wolfgang von Goethe)

Interrupción


   Comienzo este cortocircuito en los fondos espaciales de mi alma maldiciendo al pensamiento y al sentimiento, ¡qué se pudran ambos! Hay algo oculto detrás del pensamiento, ¡el verdadero pensamiento!, y hay algo oculto detrás del sentimiento, ¡el verdadero sentimiento!, pues.

   Al diablo la estúpida estética premeditada, no es esto ni literatura ni poesía. Es la simple expresión de un condenado, ¡¿simple?!, ¿qué es simple aquí abajo?, ¿acaso hay algo simple allí arriba?, ¡oh malditos dioses! ¡respóndan!, aquí los demonios son simples y feroces ¡y sus fuegos son siempre complejos! Ay... dioses, si tan sólo pudiera yo, pobre alma, ser menos laberinto y más horizonte, ser menos fuego y hielo y más nube y cielo, ¡así al menos podría jugar con pequeños castillitos de fuego en las playas del Estigio!, ¡al diablo!

   Seré el príncipe de los condenados entre otros tantos príncipes ya desterrados, estamos todos malditos aquí abajo. ¡Y ay que son tantas y tan varias las maldiciones que impregnan a la dermis del infierno!

   No hay reyes ni esclavos, sólo nosotros.

   Gárgolas fisuradas por los humos contaminantes del falso amor que llueve de un cielo falso; pies pavimentados por una ilusoria realidad de cal y cemento; ojos de ensueño con sabor a lluvia, semicerrados por la farsa del reemplazo de la existencia en el recinto de la vida ausente, ¿cómo mierda quieren las ovejas del rebaño que seamos igual a ellos como máquinas oxidadas por briznas de tristezas de hierro?
   Sé que no soy el único, lo sé, sé que hay más vidas allí afuera que por temor o desprecio, se ocultan de la farsa de la vida que todos debemos representar. ¡Sí, lo sé! ¡Eso ya se dijo!, ¿pero es que acaso debo ser el primero en quejarme y criticar sin pelos en la lengua las mierdas de la existencia impía y feroz en todos por igual, pero sin duda falsa! ¡Claro que no!, no tengo porque ser el primero, ni es mi obligación ni mi deber, ¡lo que es, es!, sea el último o el primero, o el imbécil del medio, es ésto lo que siento y es ésto lo que digo. Mi verdad, única o no, ¿qué importa, si es una verdad en fin?, luego vendrán otros cretinos y sembrarán sus cocechas de odio y de desprecio, de belleza y de amor. Ese es el supremo maldito.
   ¡Ay y ay!, ¿quién nos comprende? ¿QUIÉN? - Nombres y más nombres, ¡al diablo también los nombres y las vidas pasadas!, vidas que fueron y que siendo, son. Sólo importa, hoy, nuestras vidas, porque en ellas estamos, y porque a ellas cuidamos.
   ¿Qué es la farsa de la vida?, vivir como un cretino más del montón de carne enajenada: ¿acaso vivir es comer como un glotón irreversible, acaso vivir es fornicar y copular como un animal esclavo de sus necesidades básicas libres ante nuestros pobres ojos manchados por el smoke de la rutina diaria, y que encima llaman a "eso" amor? ¿Acaso vivir es existir arrodillado ante los mediocres bríos del patrón? ¿Acaso justificamos la vida con un estúpido orden en apariencia superior que nos remite a mirar al costado y caminar nuestro camino de brazitos cruzados? ¡NO!, yo caminaré mi camino, sí, pero que sueñen los débiles en apariencia fuertes que miraré para un costado, que sueñen esos bastardos de traje que yo, rebelde por naturaleza como una hiena feroz, caminaré de brazitos cruzados. ¡Y que se pudran esos imbéciles! Hoy me cago en la elegancia y en lo vulgar. ¿No he dicho ya, anteriormente, en una suerte de manifiesto pesimista, que todo es vanidad? ¿No se ha dicho ya el clásico vanidad de vanidades? - Hoy, con mis ojos de águila y alas de ángel marchito por el tiempo de mil existencias, me elevo por sobre los abismos y contemplo desde las alturas el fuego divino que radica en el nucleo de la existencia dorada, y miro, y veo: no hay ningún cielo paradisíaco allí arriba. Todo era falso. ¿Es así como buscan los que se creen fuertes consolarnos? ¿Es así como buscan drogarnos con sus creencias para que nuestras pobres almas se consuelen ante suposiciones divinas que buscan adormecer a nuestros espíritus ya arrugados por un millón de vidas pasadas? ¡Cada uno debe buscar su propia luz y su propia verdad y su propio camino! ¡Ya lo dijo Buda!, NO existe camino único aunque puede que única sea la verdad, no existe UNA religión única y unificadora, la que lo intente, siempre se terminará inclinando como la Torre de Pisa hacia alguna que otra supuesta verdad ya dada por verdad, hacia alguna que otra filosofía y creencia del alma y de la mente; mientras que en verdad somos nosotros, únicos, quienes debemos iluminarnos, ¡porque la sangre de Lucifer corre por nuestras venas!; buscar nuestra propia magia, nuestra propia filosofía, nuestro propio arte, ¡nuestras propias creencias!, comprobarlas, experimentarlas, ¡nuestra propia ciencia, en fin!, nuestra propia antorcha... pues ya se ha robado demasiado fuego desde las moradas infernales hasta el lecho de los blancos dioses, ¡hay suficiente material e inmaterial como para encontrar y encontrarnos!, y primero: para partir: estando perdidos. Solos.
   ¡Desestructurarse en busca de la libertad! Ah... el cielo es tan grande a los pequeños ojos del pajarito que ilusionado vuela atravesando nubes majestuosas, ¡por los sueños del éter como una melodía en fresca brisa de Mozart!
   Todos debemos conocer al Diablo ilustrado, pues es él, aunque algunos lo llamen Dios, quien único nos puede comprender. Nietzsche asesinó su falsa cara, su máscara le ha arrebatado, ¡y qué bien!, porque la luna tiene dos caras, y aunque uno y en uno, es doble y dual el yin y el yang.
   Pero no, la vida no es ser un engranaje más (y muy poco pulcro) del sistema hegemónico. Quienes eso creen, no es más que lo mismo que quien cree salvarse de sus penas ahogándolas en el alcohol, cuando en realidad las penas jamás morirán ahogadas, porque nacieron para morir ahorcadas. Y hela allí: el principio de un círculo vicioso. ¿Qué acaso no es lo mismo con las drogas? El escape momentáneo a un sufrimiento, el palpe ilusorio (pero real) de un paraíso sin duda irreal, ¡tocar las manos con el cielo!, para luego descender a la realidad impregnada por una falsa vida que no hace más que existir como un papel de reparto en sí misma, lo que exije, al adicto, volver a experimentar sus vicios más ruines, ¿en dónde?, en el ya famoso círculo vicioso de la perdición más absurda y negligente.
   No obstante, si la vida es efímera, y hay un «antes» y un «después» de tal, ¿qué importa acaso esta vida si total otras habrán?, quienes creen con seguridad en la reencarnación se preocupan mucho por avanzar a paso de titán en ésta «vida» como si el Everest pudiera escalarse en un día, ¿y por qué?, ¿tanto, al igual que los cristianos al crear una nueva supuesta vida hermosa e inmortal en los paraísos de la bóveda celeste, odian y detestan a la vida que tán hermosa y bella es como para intentar llegar a la cima de la iluminación mística y alcanzar un estado en Esencia de pureza irrefutable para ya dejar de reencarnar una y otra vez en el aprendizaje del camino inevitable?, con ésto, sólo critico a los religiosos, ¡no, por nada del mundo! a aquellas dulces personitas que en verdad buscan la sacra iluminación mística, pues ellos no caen en el fanatismo de la estulticia del montón, pues hasta yo, ¡sí, yo!, soy un místico desechable, un pobre condenado más con alma de cartón, húmeda por tantas lágrimas. Pero hoy escribo esto serio y casi sin ojos, sí.
   Sabemos ya que la edad de un hombre se mide por sus pensamientos y emociones, no por su edad física en el  tiempo y el espacio relativos, ¿será por eso que ante espejos rotos mi alma parece ya marchita? ¿Será por ello que mi espíritu es un viejo al borde de la muerte que muerto parece ya?, pues siempre lo he dicho, aunque en broma y con su lado oculto de verdad: no existo; soy un fantasma. ¿Es que estaba tan equivocado?, desde mis irreverentes quince años lo he sabido y por ende, lo he dicho. - ¿Sorprende, acaso, que al ser tán distinto a los demás (que viven "muy bien" sus aparentes vidas) parezca, en comparación a esos imbéciles, que no tenga vida? Si esa mierda es tener vida y vivir, pues no tengo vida ni vivo... ¿y cómo escribo si mi corazón vive y late? Talvez no tengo ya corazón, (ay, Dios, cuándo ha muerto...) talvez me fabriqué uno con sueños de papel humedecidos por un río de lágrimas en donde todos los condenados de tiempos y épocas pasadas sus llantos en él han vertido. PUES sé y soy conciente que no soy ni he sido el único que ha sufrido y sufre la indiferencia de quienes creen vivir la vida. ¿Por qué creen que me doy a conocer entre sombras?, ay... si no lo habré ya dicho lo digo ahora: cada maldita vez que me doy a conocer a los vulgares ojos del mundo SIEMPRE termino mofado a mis espaldas, apuñalado por silencios de lejanías que pequeñas y variables se tornan luego gigantes y constantes, ¡siempre abandonan al diferente!, vaya sutil discriminación sin discriminar, pues claro ¿para qué comprender al idiota que no viene de este mundo? Sé, ¡por todos los dioses!, que estoy solo y siempre lo estaré. ¡Y qué alivio haber visto a los ojos al Amor eterno talvez tres veces en una eternidad!, pues siempre supe que existía, inconcientemente, pero hace unos años lo supe bien, y hace muy poco... muy poco, pude en verdad entenderlo y comprobarlo. Tengo unos pobres veinticuatro años y ya estoy listo para morir. ¿No es acaso ese el destino fatal de una mariposa con alas de nocturna lechuza?

     ¡Ay, hermosa señorita dulce y fatal,
     Hermosa señorita de labios de fuego,
     De besos de sangre y caricia inmortal,
     Te pido un baile aquí serio y sin ruego,

     En el salón de la existencia blanca y vacía,
     O en los jardines de los ensueños más iluminados,
     ¡Oh, diosa de velos negros y mortal poesía!

     Sácame a bailar, (y te sonrío) que miamor,
     Ya estoy listo.
     Es sólo un baile, el primero y único,
     Como es y debe ser, como fue y siempre será.
     Lo disfrutaré, te disfrutaré; y en un vals mágico
     Y eterno, podré ver el infatigable vuelo de aquella
     Beata mariposa hacia los rosales de la eternidad.

     Y viajaré como polvo de mariposita
     O luna fragmentada, en el suspiro etéreo
     De una Noche constante en llamas de luz
     A través de los vientos de las temblorosas
     Y tímidas estrellitas que reposan en lo Eterno.

     ¡Ay, hermosa señorita dulce y fatal,
     Hermosa señorita de labios de fuego,
     De besos de sangre y caricia inmortal,
     ¡Llévame ya que estoy listo y puedo!

     Ya que tras la muerte viviré luego.

   Sí, he roto las reglas, como de costumbre incluso en mí, dije que este escrito no era ni literatura ni poesía mas recién he escrito algunos versos. Pues me nacieron así, aunque... ¿debemos llamarlo poesía?, en fin, ¿qué me importa a mí el nombre o como lo llamen? Si en definitiva es lo que es, palabras, basura, líneas de un maldito que no desea ser maldito, de un condenado que no deseó serlo, ¿pero qué culpa tengo yo de que hayan cortado mis alas como injusto castigo de ser un ángel negro entre ángeles blancos? Si en algún momento parece que vuelo, no es por mis alas sino por mi meditación de águila que sueña con su casa: con la cima en la solitaria montaña nívea. Y hay tanto frío allí arriba..., pues por eso hay infiernos que arden y otros, que congelan.

   ¿Qué más puedo decir? ¡He dicho tanto en tan poco!, y sin embargo nunca parece ser suficiente.

   Miro al celeste cielo y veo en aquellas palomas volando en V el reflejo de la forma de mi esclavitud, como si cada una de ellas representara las distintas facetas de mis pensamientos. ¿Y cómo despreciar el paisaje que duerme en armonía con la Razón? ¿Los cielos de un firmamento gris que hermoso se erige por sobre los templos de la conciencia? Sí, por supuesto que se puede dejar la mente en blanco, ¡la contemplación pura del infinito inmaculado!, ¡claro que sí!, pero oh... ¡cómo corre el tiempo temeroso ante la meditación de un sabio marginado!, ¿y podemos 'perder tiempo' cuando la tan amada "realidad" de algunos nos exige perder tiempo trabajando para un mundo que condenado se vuelca hacia su propio abismo? Y ésta es una de mis verdades: la verdadera meditación se encuentra suspendida en el tiempo color mar, como las iluminaciones que se resguardan de los curiosos en los magníficos cielos akáshicos. Recuerdo desde pequeño perder mi vista y la visión de mi alma en las profundidades del cielo azul, recuerdo sentir cosas extrañas que desearía volver a sentir y que hoy día puedo a veces apenas percibir, recuerdo una en particular, viajando en el colectivo, mi mirada, tímida e infantil, perderse en los secretos incomprendidos por mi ser conciente, pero sé también que nuestro atento inconciente nada desperdicia, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, desde un profundo análisis o estudio hasta la simple y vaga lectura de un libro o unas lineas atroces. ¿Es acaso ésto prueba de que nuestra alma, manifestándose en los intereses absolutos de nuestro inconciente, es un vivo reflejo etéreo de la armonía y belleza del universo magno? Sin duda alguna, puede ser. Debería irme a meditar para comprobarlo. Pero si no lo compruebo yo, ya lo comprobará alguien por mí. ¿Otro condenado, talvez?, o muy probable que algún joven arrogante en busca de la luz total. ¡Pero cuidado!, a veces las maliciosas palabras del ego junto a las vibraciones del orgullo pueden volver más vulnerables a la ceguedad a aquellos que por vez primera a la sacra luz ven a los ojos. Encandila al principio pero luego el paraíso místico se hace evidente. Y aunque algunos no lo crean, acá en el infierno podemos soñar..., incluso, desde las puertas del inframundo hasta su mismísimo corazón y pasando por sus entrañas, podemos amar. ¿Cómo amamos?, el fuego (al menos aquí), ha evaporizado las mentiras, ¡se han calcinado las más vulgarcitas hipocresías de quienes desde la tierra pregonan un falso amor!, y, por ende, el Amor universal nos penetra a todos y a todo, ¡todos somos concientes de su calidad intrínseca de eterno, aunque no todos, paradójicamente, puedan verlo. ¿Cómo comprender esto? Habría que vivir una temporada invernal en una eternidad por siempre oscura y sin luna, junto al abrazador fuego de una hoguera pecaminosa desde los tiempos de la vieja Roma, y ver como una bóveda sin estrellas ciegan de a poco los tiernos ojitos de algunas almas que dóciles, ya están cansadas de tanto pesar y sufrimiento. El abismo no fue creado para todos, aunque todos quepamos en él.
   ¿Puede un desterrado genio fracasado temerle a los profundos vacíos de un precipicio sin fondo? ¿Qué importa lo que haya detrás de la vida y de la muerte? Después de tantos otoños de sangre, de tantas primaveras sin árboles, sin hojas y sin viento, ¡ya no le podemos temer a nada!, los secretos de la existencia universal ya no nos sorprenden, y aunque sabemos algunos, muchos otros percibimos aún sin saber. ¡Podemos en verdad comprender lo que intuímos! ¡Y aún sin del todo bien entenderlo podemos muy bien comprenderlo!, de hecho... ¿quién puede ésto comprender?; puede ser, a veces, pero en verdad también puede ser, que no tenerle miedo a nada sea también una desdicha. A veces, el miedo suele sernos útil. ¿Pero si ya somos lo que somos, ánimas vagabundas sin rumbo y sin destino por los aterciopelados senderos de la sangre y la infelicidad? ¡Gran mérito al menos el darse cuenta de quiénes somos! ¡En dónde estamos y cómo estamos! No existe la culpa. El falso sentimiento estructurado de una conciencia que ha devorado sus frutos prefabricados por químicos de segunda deben ser vomitados. El perdón es un invento como la jeringa mágica que cura una enfermedad metafísica o espiritual. ¡Y ay que desdicha la mía!, ni siquiera yo me he desprovisto de la culpa y el perdón, ¡gran tortura en fantasmagórico interior!
   Pero que se pudran los oropeles de unos lujos innesesarios de una vida ornamentada en la superficialidad del negocio y la competencia, el egoísmo y la posesión, si tengo que ser un imbécil más con lana en la piel para ser aceptado y querido, si tengo que ser un robot en donde mi número de documento reemplaza a mi propio nombre «propio», para ocupar un lugar en la sociedad como si fuera un engranaje de una gélida máquina, ¡no!, paso. Prefiero ser aislado y sufrir las profundas pesadillas que crecen desde las raices de una soledad llena de maldiciones solitarias, prefiero que todos se alejen de mí y ser el diferente imbécil al que todos detestan y odian en secreto, antes que ser como ellos, despersonalizados y deshumanizados, ¡no seré así!, soy como soy, y así seré. No cambio, me desarrollo: no siempre fui así ni siempre así seré. Pero no cambiaré por una masa sin cerebro, por un pueblo sin corazón, o por gente sin espíritu, le soy fiel a mi ser: semper fi a mí mismo. ¿Una condena más?, pues que lo sea, hace tiempo que la gota ya rebalsó el vaso y aún así el mismísimo Cosmos nada desperdicia, todo encuentra su orden y su equilibrio, hasta el caos mismo y el mismísimo desequilibrio.

   Todos los sueños son reales, y entre sus nubes de brillante plata por un sol de ocre y corona de bronce, la realidad nace como lo que en verdad es: Fantasía. ¿Hace falta que hable de las miradas de la física cuántica o de las energías del reiki? ¿Hace falta que hable del efecto mariposa en su esplendor? ¿Hace falta que escriba unos versos en una oda a la beatitud de la existencia como metáfora de lo que en verdad es: pura Poesía en todos sus sentidos y en su sentido más absoluto? ¿Es, acaso, el ensueño una condena? ¿La condena más triste y melancólica de una vida que se cayó desde los senos de la vasta noche? ¿Es acaso el arte o la poesía en sí una cadena que nos cuida del vacío del vacío en el abismo del abismo y a su vez la que nos masacra con el tiempo nuestros pies afectando incluso el mismo caminar de nuestra alma sin cuerpo? ¡Oh, cárcel ruín de pajaritos enamorados! ¿Será que es acaso... una ensoñación en un sueño dentro de un sueño que creemos soñar mientras nos sueñan...?

   ¿Y quién soy yo? Un condenado, sí, como todos, eso ya se sabe, o ¿algún iluminado, talvez? ¿Un ángel negro que emana luz desde su sangre derramada en las heridas en donde en algún momento tuvo alas? ¿O talvez un maldito con una ánima antediluviana que juega a ser el Diablo en un paraíso de cosechas de opio? ¿O ambos? ¿O ninguno? ¿O todos?

   ¡Ay, que mis penas y que mis esperanzas se hundan frías en el Aqueronte atroz!, ¿qué más da?

   Mi garganta religiosa se ha desgarrado como el corazón de un amor no correspondido ante tantos gritos de silencio, ¡y entre tanto silencio!... que de por sí ya destroza los pálidos besos invisibles de un tácito romance nocturno...

   Con todas las estrellitas que he derramado como pequeños diamantitos parpadeantes podría a mi propio universo crear y guardarlo en una cajita de aluminio con mucho amor en algún que otro oscuro rincón de mi corazón; y con dos de sus pequeñas perlas, límpidas como el tejido cutáneo de la mustia luna, le pondría, ruborizado, aritos a la hermosa Noche, bautizando cada oído con un húmedo beso de estío.

   Cementerio; hogar dulce hogar.

   Jamás... jamás dije ser algo que no era, ¡ni siquiera soy poeta!, no soy nada que nombres pueda así llamarse. Y es muy probable que nada sea. ¿Pero es ser nada algo malo o negativo, cuando no es el nada el todo y el todo el nada? Ay... apariencias, egos, egos y apariencias, ¡nombres, etiquetas, conceptos, denominaciones!, vaya productos de supermercado que hemos ya de parecer, ¿cuál sería, siguiendo la línea de la metáfora, nuestro código de barras? ¿Acaso lo que creemos o nos creen «valer»? Necio quien confunda valor y precio, ¡y ay qué el precio no es sólo concreto sino abstracto también?, algunos pagan con un peso, y otros, con un gracias o con un beso, ¡maldición de maldiciones!, ¡¿hasta dónde hemos llegado?!
¿Y si mi maldición a los ojos de terceros es el no poder ser demasiado hipócrita, demasiado mentiroso, demasiado vanidoso, demasiado adormecido? Aunque mi temple y mi carácter sean calmos y apacibles, lo que puede inducir a la vaga creencia de que quien está adormecido soy yo, ¡como si el movimiento de un nene juguetón fuera la evidencia de la vida!, y vistos desde la azotea, ¡cómo se mueven los que ni viven y apenas existen!, ¡parecen hormigas!... ¿Será acaso la Tierra, bajo el lamentable manto de la falsa vida, el gran hormiguero de la desdicha y la pereza disfrazada de trabajo material?
   He hablado de negocios y no soy bueno en los negocios, he hablado de leyes y me hastían las leyes, la competencia de las empresas y la exigencia del ser carnívoro para sobrevivir en esta selva en donde los rascacielos han reemplazado a los sabios árboles, en donde la natura pasó de ser verde a gris, ¡a este paso pronto las nubes estarán embaldosadas!; pero no, mi corazón está demasiado vivo y mi alma es demasiado sensible como para vivir sus realidades, su «realidad». Conozco muy bien la realidad, he salido varias veces y mera suerte la mía por no haberme enfermado..., o talvez ya esté tan enfermo que ni cuenta me he de haber dado. Si no la conociera, ¿no sería lógico que no critique el sistema económico y cultural, que realize mi «vida» disfrutando de placeres banales que la misma existencia vacía le brinda a las abejas más conformistas como los obreros que se coforman viendo a Tinelli?; ¡necio también quien confunda conocimiento con sabiduría!, pero agraciado quien de ambas algo posea. Yo siempre me incliné a la sabiduría, ¿por qué he leído tan pocos libros, entonces?, el conocimiento no fue más que un resultado que en su propio uso dentro del laboratorio de la mente en un instrumento se ha transformado, ¡he visto y palpado las esencias con las cuales me he cruzado!, pues ellas... junto a sus perfumes, es lo único que me interesa, el resto no es más que la ropa que por pudor viste el conocimiento, incluso la sabiduría y el mismísimo sentimiento sacro (porque nuestro «interior» es sagrado). - Pero no, no estoy listo para oxidarme, ni por las lágrimas de nadie, ni mucho menos las de algún dios. ¿Quieren que me consuma como un cigarrillo?, el tiempo tendrá la última palabra, esa bestia feroz a la que tantos matan pero nadie logra asesinar, y si debo arder, que sea como la antorcha de Prometeo. ¿Qué puede ser peor?
   Si no conociera la realidad, ¿creen que yo o alguien se ocultaría de ella? Si ESTA realidad no es más que una máscara de mal gusto. Vivir en una cueva en una montaña en los alpes suizos, en el bosque a orillas del río Amazonas, o en la más agitada urbe sin control, ¡da en todo ello igual ver o no ver la "realidad" del mundo exterior!, porque es justamente eso: ¡el mundo exterior!, cuando la verdadera realidad, que se mantiene oculta (por temor a nosotros, pareciera), se encuentra dentro de nosotros mismos, ¡somos un vivo y pulido espejo de la verdadera realidad, del esplendor infinito del cosmos universal!, por eso no importa en donde estemos, si nos analizamos a nosotros mismos en mente, alma y corazón, podremos en verdad conocer la tan ansíada Realidad. - Y el taoísmo ya dice que el verdadero sabio conoce el mundo sin siquiera salir de su casa. ¿Hay que engañarse, entonces, en los clásicos y típicos conceptos rutinarios del "vivir la vida"? Yo, con un instante de pasión y de luz, puedo vivir la vida en un fulgor mágico en el que otros necesitan talvez años para experimentar. ¡Y he visto tantas luces y vivido tantos instantes!, ¿no son acaso, ellas, las más lindas eternidades?, y lo más hermoso que de ello tiene la verdadera vida, ¡es que los bellísimos instantes nunca se acaban!, por eso la Vida es hermosa..., la Vida es bella... ¡La vida nueva!

   Al final, un sueño en apariencia de reflejo cual leve viento nos acaricia al alma en visiones que perladas por ensueños nos reflejan nuestra propia obra de Arte, ¡nuestra vida!, ¡nuestra vida en un instante!..., la última de todas las eternidades.

   La poesía y las letras se manifiestan en la materia, ¡siempre!, aunque no las veamos. ¿Es qué sólo existe lo que vemos?, ¿y entonces la mística y la religiosidad?; un paraíso perdido en un recuerdo existe en su condición de real, aunque no todos puedan verlo. Y he aquí cuando algunos, en su condición de seres sensibles, sienten y perciben ciertas cosas. Cosas que se ocultan ante y detrás de las cosas. - Lo real no es sólo la carne y lo palpable, también se puede tocar con la mirada o con un suspiro, ¿y acaso tiene forma el viento que con nuestros viles ojos lo podemos ver?, lo tangible es hermoso, ¡por supuesto!, pero no es lo único que existe ni, ¡por los dioses!, lo único hermoso.
   ¡Ay!, como odio la carne cuando es el origen de todos los problemas. - Hay tanta belleza en el secreto de un tacto, en la sublime acaricia de un condenado que aunque en su condición de tal, ama. Y sin embargo la lujuria es tan mal dominada, ¡hasta dominada es mal dominada!; mi conclusión: la lascivia siempre debe ser tierna. ¿Ay, y cómo saberlo y cómo saber eso?, las intuiciones: nunca fallan. Y cuando parecen fallar es cuando menos fallan, pues es allí cuando tratan de decirnos otra cosa, y nosotros, malinterpretando el mensaje, creemos que fallan, ¡y no!, pues somos nosotros quienes, malditos, fallamos. Hela allí un pequeño secreto del Ser.

   Y todas las verdades se encuentran en la playa..., y yo aún no las he encontrado. Pero pronto lo haré. ¡Y lo compartiré con ustedes!, seres invisibles y fantasmas de las sombras, ¡claro que sí!, si no soy tan egoísta. ¿Y qué diablos me importa si la humanidad tiene inclinaciones al egoísmo? ¿Debo, por ello, ser yo un egoísta también, uno más de la multitud?, no. ¡Y qué me condenen los dioses si así lo merezco!, hoy estoy aquí abajo en el umbrío sendero de este planeta, ¡los dioses no son mi problema!, mas cuando aquí ya no esté veré si me doy una vuelta por los cielos para decapitar a algún que otro gigante.

miércoles, 1 de febrero de 2012

What?



"No hay hechos, sólo interpretaciónes."
Friedrich Nietzche.

   Good Night people!

   Confieso que aún no leí ningún libro acerca de este filósofo alemán (aún), pero en cuanto termine varios libros que tengo en casa, no tengo ninguna duda en que voy a leer libros de filosofía, no sólo de F. Nietzsche, sino que de otros también. También tengo que leer acerca de los pensamientos de Einstein, no metiéndome en lo que es la física-química, sino que más en sus pensamientos filosóficos, también mucho acerca de DaVinci etc.... hay tantas cosas buenas, que a la hora de empezar no sé por dónde (risas), pero voy a empezar con lo que tengo en casa.
Luego los misterios del mundo también me intrigan, junto con los misterios de la mente humana.

   Bueno, hablando un poco sobre lo que se me viene a la mente gracias a la frase resaltada es... que "lógicamente", existen hechos en un mundo real. Normalmente se entiende como real lo que se ve y por hecho lo que se realiza. Pero en mi caso, doy vueltas las cosas y me contradigo... primero pienso, ¿qué es la realidad?, y me respondo, la realidad es lo que yo creo que es real, y por ende, lo contrario de la definición asociándolo hacia lo "no real".
   Dios para todo creyente es real, porque existe, y porque cree en Él. Para aquel que no cree, como yo, no es real, en ningún aspecto en lo absoluto. Por lo tanto llego a la conclusión de que en mi mundo, Dios no existe. Y en el mundo de otro, sí.
   Todos vivimos en un único mundo físicamente concreto, pero sin embargo a su vez, todos vivimos en un único mundo abstracto.
   Cada uno cree en lo que cree, más allá de que se engañe, concientemente o no a sí mismo, cada uno vive bajo su "personalidad".
   Si la personalidad de uno es ser "careta", pues asi es como es. Aunque para algunos esto sea lamentable.
   Así también se puede llegar a la conclusión, de que nosotros, cada uno de nosotros, somos únicos... más allá del bien y del mal, cada uno tiene su propia luz interior... incluso, para no entrar en ejemplos, digo, aunque sea... alguien que no tiene luz interior... algún día la tuvo...
«En mi mundo las estrellas solo brillan de Noche...»
   Yo vivo en una noche eterna, a la cual me acostumbré cómoda y tranquilamente.
   Una noche oscura en donde no existen hechos... donde solo nuestras interpretaciones son las que graficamos virtualmente con nuestras acciones, con nuestra voluntad de poder, de Mente y de Corazón.
   No hay mejor abrazo sincero que el de la honesta y cálida oscuridad... la oscuridad que la misma Noche da a Luz todos los Días.
   La Luna... como nuestra Madre, Reina, o Diosa, como cada uno la quiera llamar... siempre nos pretegerá, si es que realmente nos lo merecemos.
   No hay por qué preocuparse, siempre y cuando uno esté tranquilo con uno mismo, siempre y cuando uno se sienta bien con uno mismo, cómodo...
   Sin nada que "ocultar", más allá de que cada uno oculta cosas... ya sea en la mente, en el corazón... o incluso en ambos...
   Todo sentimiento noble se encuentra reamente protegido... al menos mientras dure el presente, que es lo único que importa.
   Todo sentimiento vergonzosamente malo, no escapará bajo los ojos de la Luna... por lo cual... ésta, no le iluminará su camino cuando... cuando la más temible oscuridad se encuentre envolviendo con su Odio a los mas débiles y seres repugnantes que contaminan la hilarante luz de esta prestigiosa noche.
   Mientras tanto, cuando llegue la hora de dar el paso final mientras estemos concientes en este mundo tan superficial... ahí, es cuando tenemos que sumergirnos más y más en el centro del mundo abstracto en el que nacimos... para así, poder volver Puros, de donde realmente Venimos.


Es perfectamente entendible el Miedo hacia la Muerte.
Ya que como producto del Miedo hacia lo Desconocido:
La Muerte, es y será siempre... lo más Desconocido para el ser humano.
Pero no creo que haya que tener miedo... sino curiosidad.
Pero no cualquier curiosidad... una curiosidad a la que sólo se puede llegar... después de nadar los siete mares del Mundo Abtracto de Uno Mismo.
Hablo generalizando... pero en realidad no lo puedo comprobar para otros... pero sí me lo compruebo para mí, ¿cómo? Siguiendo mis instintos.
Creo que esto, al menos... para mí, así es.

Espero hacer bien las cosas, estando Acá... al igual como espero hacerlas cuando este Allá.


20/06/08 

domingo, 29 de enero de 2012

Influencia II



   "Ahora bien, el tema de la mujer como receptora de las exigencias del hombre ha existido con cierta regularidad dentro de la literatura. Para corroborar lo dicho te presentamos un poema de Alfonsina STORNI, una escritora contemporánea:"


TU ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de Nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone)
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone)
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lávate el alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.


19/06/08

Influencia I



   "Esta historia sirvió de inspiración a otros autores para escrivir sus propias versiones. Este fue el caso de William SHAKESPEARE con su célebre «Romeo y Julieta».

    En su ardiente defensa de la mujer, Sor Juana puede ser directa, clara e inteligente para cuidar la pureza de sus congéneres de las acechanzas de los hombres. Veamos la redondilla que más ha tracendido."


ARGUYE DE INCONCIENTE EL GUSTO Y LA CENSURA DE LOS HOMBRES, QUE EN LAS MUJERES ACUSAN LO QUE CAUSAN

Hombres necios, que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego con gravedad,
decís que fue leviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco,
y luego le tiene miedo.
Queréis con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro,
que el que falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el fervor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis,
que con desigual nivel,
a una culpáis por cruel,
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?
Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos enhorabuena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada,
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia:
pues en promesa e instancia,
juntáis diablo, carne y mundo.


18/06/08